“Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo”.-Milán Kundera-
Llegó el partido malo, y como suele ser habitual llegó en casa, ante un rival duro pero con poco fútbol. Los de Cristian salieron con Carlos en la puerta, Montes, A. Centeno, Guille y N. Lavilla en la zaga; el centro del campo con Juan, Juan Antonio y Alfonso y el ataque con Adrián, Luís Carlos y N. Márquez. En le banco Roberto, José Ángel, P. Galeote y Jesús.
El partido comenzó con poco fútbol y muchas ganas, con menos dominio del balón de lo que es habitual en nuestro equipo, con un centro del campo al que le costaba imponer su ritmo de juego. El equipo rojillo llegaba de forma deslavazada y sin peligro, basando todo su juego en la potencia física de su delantero “El Chino” que fue marcado y anulado en todo momento por un buen centeno que con un gran trabajo anulaba los intentos rosalitos. El gol local llegaría en jugada iniciada por Adrián que pone un gran pase a Luís Carlos que recortando en le centro del área y rompiendo con fuerza marcaría lo que a la postre seria nuestro único gol. A partir de ahí el partido entró en una fase loca de balonazos intentado ganar nuestra espalda que no llevaron peligro a la portería de un muy atento Carlos. Atrasando a Luís Carlos volvimos a controlar el centro y tranquilizar el partido, llegando así al descanso. En este período entrarían también José Ángel y Galeote.
El segundo tiempo comenzaría con cambio en la puerta entrando Roberto por Carlos. El resto del equipo era el mismo que en el principio de la primera mitad y el fútbol el mismo del primer tiempo en su fase más loca. Con llegadas intermitentes de calidad y fuerza de Adrián y alguna oportunidad a pies de Luís Carlos, el partido estaba loco con balones largos y poco precisos. La dificultad de sacar balones de atrás para nuestra defensa al no encontrar nadie el medio que pudiera sacarlo se notaba y las perdidas de la pelota en esa zona aumentaban sin que los cambio ayudaran en este problema. Una galopada de un corajudo Adrián acabaría con un codazo en la frontal del área que el árbitro (bastante flojito) no vería, pitando la falta nuestro jugador, y que dejaría a nuestro Valente delantero con un fuerte golpe en la cara que acabaría en una inflamación más que evidente. Con el partido en esta situación ya 8 minutos del final llegó la enésima jugada tonta a la que tan acostumbrados estamos. Un balón, detenido por el hasta el momento correcto Roberto, se tarda en sacar por parte del portero pitando el arbitro tiempo y señalando la correspondiente falta indirecta, sacada por el equipo rojillo y estampándola en Adrián que salta girándose de espaladas y que el trencilla no duda en señalar como penalti ( ¿??): Pena máxima marcada que llevaría el 1-1 al marcador. A partir de este momento las prisas, los nervios, lo de siempre. Un subida por banda derecha de Lavilla con pared de Luís Carlos (en jugada ensayada hasta la saciedad el pasado lunes) levaría una clara ocasión de gol con un buen pase de nuestro central al punto de penalti donde Alfonso no supo rematar en al ocasión más clara del segundo tiempo. A la postre un nuevo contraataque con mano clara en le área visitante y que el arbitro fingiría no ver, enervaría mas lo ánimos. Con este resultado de empate a 1, se llegó a al final del encuentro alebrado por nuestros rivales como una final de Champions
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